En los últimos años ha habido un fenómeno, sutil, pero no por ello menos real, la convergencia entre lo que conocemos como la nube pública y el «viejo mundo» del on premise. Es que la verdad sea dicha, a menos que seas una startup, es muy probable que tengas una buena cantidad de aplicaciones desarrolladas para el on premise, con sus servidores, centros de computo y todo eso, algunas muy bien hechas y bien optimizada, otras legados que están de mirar y no tocar, y claro el viejo que se resiste a morir, el mainframe.
El caso es que con la penetración progresiva de la nube, algunas cosas empezaron a ocurrir en las organizaciones cuando pasaron de la prueba de concepto:
- Adoptar una política de Cloud First para las nuevas iniciativas
- Darse cuenta de cuán conveniente es el «estilo cloud» de provisionar y desplegar aplicaciones
- Descubrir las potencialidades del Serverless para desarrollar nuevos tipos de aplicaciones
- Percatarse que por muy en la nube que esten tus apps, van a tener que consultarle información a aplicaciones que (aún) no se migraran a la nube
- Tropezar con el hecho de que comprar servicios en la nube requiere un reaprendizaje
- Considerar el «cloud native» (con o sin contenedores) como parte de tu estrategia
Entonces casi por inercia empezaron a darse soluciones a dos problemas: ¿como llevar las ventajas de las tecnologías cloud al on premise? y ¿como mejorar la integración entre ambos mundos? Finish Reading: La nube es híbrida… y no nos habíamos dado cuenta…